En 1977, cuando tenía 11 años, los vecinos de las últimas veredas de la Unidad Vecinal en La Concordia, Estado Táchira, compartíamos una pasión inigualable por el béisbol. Jugábamos siempre cada sábado en el terreno posterior del grupo escolar Alianza ( estudiamos allí la primaria), donde organizábamos nuestros encuentros. Estos partidos eran dirigidos por dos adultos que hacían la figura de managers: el Negro Mafifa por un lado y el Señor Guzmán de origen marabino, por el otro. Así comenzaron nuestras aventuras con el guante y la pelota.
Grupo escolar Alianza
Un día, un entrenador de los Criollitos de Venezuela nos visitó y seleccionó a tres de nosotros para formar parte del equipo de la categoría infantil. El uniforme del equipo fue donada por la Inmobiliaria Táchira y, en otros años, jugamos bajo los colores de la Guardia Nacional. Con el tiempo, ascendimos a las categorías pre-junior y finalmente junior, siempre entrenando en el estadio de los Criollitos de Venezuela en los bloques de la Unidad Vecinal inaugurado en 1983.
Los criollitos de Venezuela
En ese estadio, no solo aprendimos los secretos del béisbol, sino también la importancia de la responsabilidad y el apoyo mutuo. Aprendimos a respaldar a nuestros compañeros en su avance hacia una nueva base, a batear para facilitar un robo de base, a tocar la bola para beneficiar al corredor y a pasar un corredor por bola para jugar un doble play. Todo esto se resume en una conducta esencial: trabajar en equipo.
Los campeonatos y encuentros se hacían oficialmente en el Estadio Táchira de la Concordia, en la esquina noreste de la calle 4 con avenida octava, fundado por iniciativa privada en 1934. Con la asistencia y participación de equipos de distintos municipios del estado Táchira. En las tribunas hacían presencia los padres y/o representantes que al calor de los gritos de burla hacia los contrarios y de urras hacia los afectos, destilaban emoción y orgullo en sus caras, para apoyar a sus respectivos hijos o familiares .
Estadio Táchira de la Concordia
La historia de nuestros juegos de béisbol en La Concordia nos enseña que el trabajo en equipo y la perseverancia son fundamentales para alcanzar el éxito. Cada jugador tenía un rol específico y, al apoyarnos mutuamente, logramos superar desafíos y alcanzar nuestras metas. Esta lección es aplicable en todos los aspectos de la vida: cuando trabajamos juntos y perseveramos, podemos lograr grandes cosas.
A los Criollitos de Venezuela: Desde la distancia y el transcurrir del tiempo, ¡muchas gracias!!
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