Si hubo un lugar en San Cristóbal durante la década de los 80 que ocupó el primer lugar en mi mapa emocional, fue la Casa Serizawa, ubicada en la carrera 6 entre calles 7 y 8. No era solo una tienda. Era un santuario. Un portal hacia el futuro, escondido entre las calles de una ciudad que aún se debatía entre lo tradicional y lo moderno. I. Un mundo dentro de otro mundo La Casa Serizawa ofrecía mercancía variada, sí, pero lo hacía con una elegancia silenciosa. Electrónica, instrumentos musicales, cámaras fotográficas, lentes, cristalería, juegos de mesa… Todo dispuesto con precisión, como si cada objeto tuviera una misión que cumplir en nuestras vidas. Era un mundo de adelantos tecnológicos al alcance de la mano, y cada visita era una expedición al asombro. Los pasillos estaban impregnados de una atmósfera distinta. No era solo el olor a cartón nuevo o a plástico recién desempacado. Era la presencia misma de la tecnología, como si los objetos respiraran una promesa de...
El término, de origen griego, se compone de dos vocablos: philos (“amor”) y Clyoso (“Diosa griega Clyo, En la mitología era el nombre de la musa de la poesía épica y la Historia.). Significa amante de la historia. Se recogerán temas de carácter histórico asociados a la genealogia del apellido Jáuregui y Alviarez, Los estados de Venezuela Táchira y Falcón.