Permítanme transportarlos a 1986. No a un aula cualquiera, sino a un teatro de ideas, donde la tiza no escribía solo números, sino destinos. Imaginen a un hombre, el profesor Miguel Arturo Chacón , entrando a impartir Estadística I en la UNET. No vestía, desfilaba. Su traje, sobrio y perfecto, parecía una lección de rigor antes de que abriera la boca. Pero no era su elegancia lo que nos paralizaba; era su voz, un trueno calmado que estaba a punto de aniquilar la regla de oro de todo estudiante. Ese día, la tensión en el aula era palpable. Estábamos listos para el primer examen parcial, con los estómagos revueltos por el miedo a las fórmulas. El profesor Chacón se paró frente a nosotros, cruzó las manos y pronunció unas palabras que cambiaron para siempre mi concepto de lo que significaba la educación. "Señores," dijo con una sonrisa apenas perceptible, "para este examen, la regla es simple: tienen permiso de traer absolutamente todo ." La incredulidad inundó el aula...
Hoy reviviremos una historia grabada con dolor y pólvora: la crónica de una atrocidad que selló el poder del hombre que gobernó a Venezuela por más tiempo, el general Juan Vicente GómezChacón . Es un relato andino donde hasta el acto más sombrío parece llevar la rúbrica macabra del destino. Grl. Juan Vicente Gómez Chacón Corría el año 1920. Hace ya más de un siglo. En el corazón de la Cordillera Andina, el estado Táchira no conocía la paz. Era la frontera caliente, con olor constante a pólvora, punto de encuentro para las invasiones armadas que buscaban derrocar al régimen gomecista. El Táchira, aún centro de la influencia del desplazado "Cabito" Cipriano Castro , era un polvorín donde la subversión germinaba a diario. Grl. José Cipriano Castro Ruiz El Gendarme del Poder Nacional en la zona era el general Eustoquio Gómez , primo hermano del presidente y, no por casualidad, Presidente del Estado Táchira por catorce largos años (1911-1925)...